Elon Musk, el hombre más rico del mundo, está ampliando su influencia más allá del ámbito empresarial. A la cabeza de un imperio tecnológico que incluye a Tesla, la red social X y la compañía aeroespacial SpaceX, Musk ha emergido como una figura prominente en la política global.
Con las elecciones presidenciales de Estados Unidos a la vuelta de la esquina, Musk ha manifestado su apoyo al expresidente republicano Donald Trump, quien le ha prometido un papel significativo en su posible administración si es reelegido. Este respaldo refleja la creciente intersección entre tecnología y política que Musk ha comenzado a explorar.
La influencia de Musk se extiende a debates políticos en diversas naciones, desde Brasil hasta Alemania. Su participación en la política, sin precedentes en su apertura, revela cómo los líderes de empresas tecnológicas privadas pueden afectar decisiones históricamente reservadas a los gobiernos. Marietje Schaake, investigadora del Centro de Política Cibernética de la Universidad de Stanford, advierte: “Las tecnologías que opera Musk son críticas, y sus empresas tienen un acceso considerable a la información y a la geopolítica”.
Un Cambio de Paradigma Político
Desde sus inicios en la industria tecnológica, Musk ha construido un imperio que le ha otorgado un control considerable sobre infraestructuras digitales clave. Con la dependencia de la NASA en SpaceX para el lanzamiento de satélites y la provisión de internet de banda ancha por medio de Starlink, Musk ha consolidado su posición como una figura indispensable en la tecnología moderna. Además, su adquisición de X en 2022 le ha permitido controlar una de las plataformas de redes sociales más influyentes del mundo.
Mientras tanto, Musk ha cambiado su identidad política, alejándose de su autoproclamado moderantismo hacia una postura más conservadora. Su alineación con posturas de derecha lo ha llevado a oponerse abiertamente a lo que considera ideologías perjudiciales para la sociedad.
Activismo Político sin Precedentes
La participación política de Musk ha alcanzado niveles sin precedentes en la preparación para las elecciones de noviembre. Tras un intento de asesinato contra Trump en julio, Musk mostró su apoyo de forma pública, contribuyendo con casi 119 millones de dólares a un comité que respalda su candidatura. Además, Musk ha incentivado a los votantes ofreciéndoles un millón de dólares a aquellos que firmen una petición en siete estados clave.
Este tipo de participación política es inusual entre las élites empresariales en Estados Unidos. Según Schaake, “la relación entre Musk y Trump resalta un nivel de influencia que la mayoría de los magnates prefieren mantener en la sombra”.
Perspectivas Futuras y Consecuencias
Si Trump logra ser reelegido, se anticipa que Musk busque influir en la política exterior estadounidense, en particular en lo relacionado con sus negocios. A finales de septiembre, se dio un indicio de esta influencia cuando J.D. Vance, compañero de fórmula de Trump, sugirió que Estados Unidos podría reconsiderar su apoyo a OTAN en respuesta a las regulaciones de la Unión Europea sobre X.
“Musk es impredecible; sus posiciones pueden cambiar de un día para otro”, afirma Schaake. “Cuando alguien que controla productos e infraestructuras críticas cambia de opinión, las consecuencias son significativas”.