El racismo en Alemania no solo es una preocupación social, sino que también tiene repercusiones económicas significativas. Investigadores del Centro Alemán para la Investigación sobre Integración y Migración (DeZIM) en Berlín han revelado la conexión entre el racismo y el riesgo de pobreza, destacando la urgente necesidad de abordar esta problemática.
Según Zerrin Salikutluk y Klara Podkowik, del DeZIM, el análisis se basa en el Observatorio Nacional de la Discriminación y el Racismo (NaDiRa). Este estudio arroja luz sobre cómo el racismo afecta a áreas cruciales como la educación, el empleo, la vivienda y la salud en Alemania.
La discriminación en la búsqueda de empleo es solo una de las muchas formas en que el racismo perpetúa la desigualdad económica. Los datos muestran que las personas afectadas por el racismo tienen un riesgo significativamente mayor de caer por debajo del umbral de la pobreza, a pesar de tener una buena formación educativa.
Incluso con una educación sólida, las personas racializadas enfrentan una desventaja económica desproporcionada. Los hombres musulmanes, por ejemplo, tienen un riesgo hasta siete veces mayor de vivir en la pobreza que la población general, según el estudio.
Para abordar este problema, los investigadores instan a medidas específicas que reconozcan y valoren las cualificaciones educativas y profesionales adquiridas en el extranjero. Esto facilitaría la integración laboral de refugiados e inmigrantes y abriría más oportunidades de empleo para personas con títulos extranjeros.
Además, se destaca la importancia de proporcionar un acceso más rápido a cursos de idiomas y programas de integración cultural para facilitar una integración laboral más rápida y efectiva.
El estudio del DeZIM resalta la necesidad urgente de políticas y acciones concretas para combatir el racismo y la pobreza en Alemania, asegurando así un futuro más equitativo y próspero para todos los ciudadanos, independientemente de su origen étnico o cultural.