El gobierno de Israel se mantiene firme frente a los crecientes llamados internacionales a declarar un alto al fuego en Gaza. El canciller israelí, Gideon Saar, declaró este jueves que terminar el conflicto mientras Hamás siga en el poder y mantenga rehenes sería “una tragedia tanto para israelíes como para palestinos”. Añadió con contundencia: “Eso no va a suceder, sin importar cuánta presión se ejerza sobre Israel”.
Casi dos años de guerra sin resolución
Israel lanzó su campaña militar contra Hamás en Gaza tras el ataque del 7 de octubre de 2023, cuando militantes cruzaron la frontera matando y secuestrando a civiles. Desde entonces, el conflicto se ha intensificado, provocando una devastadora crisis humanitaria en la Franja.
La presión internacional ha aumentado en las últimas semanas, con llamados urgentes a establecer un alto al fuego que permita el ingreso sostenido de ayuda humanitaria. Agencias de la ONU, como el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y UNICEF, advierten que Gaza ya enfrenta una hambruna en curso. Según el último informe del sistema IPC, más de un tercio de la población pasa días sin comer y en algunas zonas se han superado los umbrales que definen una hambruna.
Saar acusa a Hamás de obstaculizar la paz
En una rueda de prensa en Jerusalén, Saar responsabilizó directamente a Hamás del estancamiento del conflicto. “¿Terminar la guerra mientras Hamás sigue en el poder? Eso no es una solución. Establecer hoy un Estado palestino sería establecer un Estado de Hamás, un Estado yihadista”, advirtió. Estas declaraciones se producen justo después de que el Vaticano volviera a defender la solución de dos Estados, postura respaldada también por Francia y Arabia Saudita ante la ONU.
“Sabemos que muchos países europeos tienen grandes comunidades musulmanas, y que eso influye en sus políticas. Pero Israel no se suicidará. No permitiremos un Estado terrorista en el corazón de nuestra tierra ancestral”, remarcó.
Rechazo a las críticas por la crisis humanitaria
Sobre la grave situación humanitaria en Gaza, Saar reconoció que “la situación es dura”, pero aseguró que Israel trabaja “muy duro bajo circunstancias extremadamente complejas” para permitir la entrada de ayuda. Negó rotundamente que exista una “política de hambruna” y afirmó que Israel ha facilitado los recientes lanzamientos aéreos de alimentos realizados por Emiratos Árabes, Jordania y otros países como Marruecos, Alemania e Italia.
También mencionó que el lunes ingresaron 200 camiones de ayuda a través de corredores humanitarios habilitados por el ejército israelí. En los últimos dos meses, según Saar, han entrado 5.000 camiones con suministros, aunque esa cifra representa apenas un tercio de los 15.000 que las organizaciones humanitarias consideran necesarios.
Europa eleva la presión diplomática
La tensión entre Israel y la Unión Europea también crece. La Comisión Europea propuso limitar la participación israelí en el programa científico “Horizonte Europeo”, en respuesta a lo que considera violaciones graves de derechos humanos en Gaza.
Por su parte, el Gobierno de Países Bajos tomó medidas más directas: vetó la entrada al país de los ministros israelíes Bezalel Smotrich e Itamar Ben Gvir, por incitar a la “limpieza étnica”. Además, convocará al embajador israelí para expresar su rechazo a la situación “intolerable e indefendible” en Gaza.
“La presión no debe recaer sobre Israel”
El canciller Saar concluyó que las presiones internacionales solo fortalecen a Hamás. “La presión no debe recaer sobre Israel. Debe recaer sobre Hamás, que mantiene rehenes, rechaza cualquier compromiso y provoca esta catástrofe”. Para el gobierno israelí, ceder ahora significaría dejar impune un ataque brutal y permitir que un grupo islamista mantenga el control de Gaza.
Mientras tanto, los bombardeos continúan, las víctimas se acumulan y el hambre se extiende. Las posibilidades de una tregua, por ahora, siguen lejanas.