El expresidente Donald Trump ha revivido su interés en adquirir Groenlandia, territorio autónomo de Dinamarca, una iniciativa que ya intentó impulsar durante su primer mandato. En esta ocasión, Trump considera la compra como un paso “esencial para la seguridad nacional de Estados Unidos y la estabilidad global”. Sin embargo, la propuesta sigue generando reacciones polarizadas en la comunidad internacional.
Trump y la Doctrina Monroe
El renovado interés de Trump en Groenlandia se alinea con la histórica Doctrina Monroe, que establece que Estados Unidos no permitirá la intervención de potencias extranjeras en el continente americano. Groenlandia, con sus vastos recursos naturales y posición estratégica en el Ártico, se ha convertido en un punto de interés no solo para Washington, sino también para China y Rusia, quienes buscan expandir su influencia en la región.
La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, inicialmente calificó la idea de absurda. No obstante, en una declaración reciente, suavizó su postura, subrayando la necesidad de mantener una cooperación estrecha con Estados Unidos, su aliado más cercano.
Recursos naturales y cambio climático
El atractivo de Groenlandia no solo reside en su ubicación estratégica, sino también en sus recursos naturales, como petróleo, gas y tierras raras, esenciales para la tecnología moderna. El cambio climático ha acelerado el deshielo, facilitando el acceso a estos minerales. Además, las nuevas rutas marítimas alrededor de Groenlandia acortan significativamente el trayecto entre Europa y Asia, aumentando su valor geopolítico.
A pesar de las oportunidades económicas, el gobierno groenlandés ha bloqueado proyectos mineros por preocupaciones ambientales. Mute Egede, primer ministro de Groenlandia, ha expresado su deseo de independencia, pero sin cambiar la dependencia actual de Dinamarca por otra hacia Estados Unidos: “Queremos ser groenlandeses, no daneses ni estadounidenses”.
Una larga historia de interés estadounidense
El interés de Estados Unidos en Groenlandia no es nuevo. En 1946, el presidente Harry Truman ofreció 100 millones de dólares en oro por la isla, oferta que Dinamarca rechazó. Desde entonces, la presencia militar estadounidense ha sido permanente, con la Base Espacial de Pituffik desempeñando un papel clave en la defensa del hemisferio occidental.
Si bien Trump ha argumentado que adquirir Groenlandia sería una inversión estratégica, críticos y expertos sugieren que su verdadera intención podría ser reforzar la seguridad en el Ártico y asegurar que Groenlandia permanezca dentro de la esfera de influencia de la OTAN.
La renovada controversia sobre Groenlandia revela las complejidades del panorama geopolítico contemporáneo y plantea interrogantes sobre las futuras relaciones entre Estados Unidos, Dinamarca y el Ártico. Si bien Trump aún no ha asumido nuevamente la presidencia, su enfoque en Groenlandia resalta cómo el cambio climático y la competencia por recursos reconfiguran las estrategias globales de poder.