Como periodista, me llamó la atención el reciente informe publicado por la agencia nacional de Salud Pública de Francia, el cual revela que entre el 19 de junio y el 6 de julio de 2025 se registraron 480 muertes más de lo habitual. Este aumento representa un incremento del 5.5% respecto al promedio de fallecimientos esperados para ese mismo periodo.
Estas cifras se atribuyen a la intensa ola de calor que afectó a diversas regiones del país. El reporte destaca que este episodio fue inusualmente largo y temprano, lo que lo vuelve aún más preocupante. Las personas mayores de 75 años fueron las más afectadas, representando casi la totalidad de los fallecimientos adicionales registrados en los departamentos con mayores temperaturas.
Es importante aclarar que se trata de un recuento provisional. Las autoridades francesas explicaron que el análisis aún debe completarse con una estimación de la mortalidad directamente atribuible al calor, la cual se presentará después del 15 de septiembre. Este análisis permitirá diferenciar entre muertes vinculadas al calor y aquellas derivadas de otras causas, aunque ocurridas durante la misma ola.
La metodología usada se basa en la comparación de datos actuales de mortalidad general con las cifras de los últimos seis años. El Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos (Insee) fue la entidad encargada de recopilar estos datos a partir de los registros civiles, excluyendo años con fenómenos extremos similares.
Este informe nos recuerda la vulnerabilidad de ciertos sectores de la población ante el cambio climático, y la urgencia de adoptar medidas preventivas para proteger especialmente a los adultos mayores frente a futuras olas de calor.
