La presidenta de Moldavia, Maia Sandu, denunció un “fraude electoral sin precedentes” tras la jornada electoral del 20 de octubre de 2024. Las investigaciones revelan una compleja red de compra de votos con la participación de ciudadanos moldavos y el respaldo financiero ruso, un caso que alerta a Europa sobre la manipulación externa en procesos electorales.
Compra de Votos y Financiamiento Ruso
Desde abril de 2024, el empresario moldavo-israelí Ilan Shor, con sede en Rusia, habría operado una red de compra de votos a través de cuentas en el banco ruso Promsvyazbank (PSB). Según la policía moldava, hasta 138,000 ciudadanos moldavos participaron, recibiendo unos 100 euros por voto a favor de candidatos prorrusos. Este esquema constituye más del diez por ciento de los votantes en Moldavia, sin contar a los electores en el extranjero.
El Papel de los Coordinadores Locales y las Multas Impuestas
Los “coordinadores locales” supervisaban los votos antes de pagar a los votantes, quienes transferían el dinero mediante la aplicación del PSB. La policía documentó más de 1.4 millones de transacciones por un total de 39 millones de dólares. Estas pruebas fortalecen las acusaciones del fiscal general moldavo, Ion Munteanu, quien señala a los servicios secretos rusos como arquitectos del fraude electoral.
Consecuencias Legales y Desafíos para la Justicia
Ilan Shor, condenado previamente en Moldavia por un fraude multimillonario y exiliado en Rusia desde 2019, es señalado como el autor intelectual del fraude. Rusia ha rechazado su extradición, y sus partidos en Moldavia han sido prohibidos debido a actividades antieuropeas y de desinformación. Las autoridades moldavas enfrentan el desafío de desmantelar esta red de influencia en vísperas de la segunda vuelta electoral.
Segunda Vuelta Electoral: Escenario Reñido
El próximo 3 de noviembre se celebrará la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Moldavia. Maia Sandu, proeuropea, se enfrentará al ex fiscal general Alexandr Stoianoglo, quien busca atraer los votos de otros candidatos prorrusos. La situación de Moldavia, como campo de pruebas para una guerra híbrida rusa, subraya la necesidad de una vigilancia electoral estricta para preservar la integridad democrática en la región.