Venus, el planeta vecino más cercano al Sol, guarda un misterio intrigante: la falta casi total de agua. A pesar de su similitud en tamaño y composición con la Tierra, Venus exhibe un ambiente abrasador y hostil, con temperaturas que alcanzan los 470 grados Celsius en su superficie y una atmósfera densa compuesta principalmente por ácido sulfúrico.
Un equipo de investigadores liderado por la Universidad de Colorado en Boulder ha lanzado una nueva teoría que podría explicar este enigma. Según el estudio, publicado recientemente, la pérdida de agua en Venus está vinculada a la fuga de átomos de hidrógeno desde su atmósfera hacia el espacio exterior.
La investigación se basa en complejas simulaciones por computadora que sugieren que una molécula denominada HCO+ podría ser la responsable de esta pérdida. El proceso, conocido como recombinación disociativa, implica la disociación de iones HCO+ en la alta atmósfera, liberando átomos de hidrógeno que eventualmente escapan al espacio.
Aunque el HCO+ se descompone rápidamente en condiciones normales, su presencia en Venus podría estar subestimada debido a limitaciones tecnológicas en las misiones espaciales anteriores. Si se confirma la abundancia de esta molécula, podría arrojar luz sobre la larga historia de desecación del planeta.
Los científicos especulan que Venus pudo haber sido un mundo acuoso en el pasado distante, pero una catástrofe atmosférica, posiblemente relacionada con el efecto invernadero desencadenado por nubes de dióxido de carbono, provocó una evaporación masiva del agua. Sin embargo, este evento no explica completamente la continua pérdida de agua hacia el espacio, un fenómeno que este estudio busca elucidar.
La nueva teoría ofrece una visión fascinante de la evolución planetaria y destaca la importancia de investigaciones futuras para comprender mejor los secretos de Venus y su singular atmósfera.