La elección de Trump podría afectar gravemente los esfuerzos para combatir el cambio climático. Durante su primer mandato, el presidente electo expresó escepticismo sobre la relación entre el cambio climático y la actividad humana, calificándolo incluso como “el mayor engaño de todos los tiempos”. Su regreso a la Casa Blanca podría significar un retroceso en las políticas ambientales implementadas en los últimos años.
Retiro del Acuerdo de París y políticas de combustibles fósiles
En su primer mandato, Trump retiró a Estados Unidos del Acuerdo de París, comprometiendo el objetivo global de limitar el aumento de la temperatura a menos de 2 grados Celsius sobre los niveles preindustriales. Aunque Joe Biden reincorporó al país al acuerdo, los expertos temen que Trump vuelva a salir del pacto, lo que dificultaría aún más el esfuerzo internacional para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Trump ha prometido aumentar la producción de combustibles fósiles, favoreciendo el petróleo, el gas y el carbón sobre las energías renovables. Durante su mandato anterior, flexibilizó las regulaciones de la Agencia de Protección Ambiental y permitió la extracción de recursos en áreas protegidas como el Refugio Natural de Vida Silvestre del Ártico.
Ley de Reducción de la Inflación en riesgo
La histórica Ley de Reducción de la Inflación (IRA), aprobada bajo el mandato de Biden, ha sido clave para la expansión de las energías limpias y la generación de empleos, especialmente en estados republicanos. Aunque algunos temen que Trump pueda derogar esta ley, los expertos creen que es más probable que intente ajustarla en lugar de eliminarla por completo, dada su popularidad y los beneficios económicos que ha generado.
Impacto potencial en la COP29 y la acción climática local
La victoria de Trump llega justo antes del inicio de la COP29, la conferencia climática de la ONU que se celebrará en Azerbaiyán. Su política de “Estados Unidos primero” y su escepticismo hacia la cooperación internacional podrían dificultar el progreso global en materia climática, especialmente considerando que Estados Unidos es el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero.
A pesar de la posible retirada de Estados Unidos de los compromisos climáticos federales, la acción estatal y local sigue siendo una fuente de esperanza, según Alice Hill, investigadora del Consejo de Relaciones Exteriores. Muchos estados han implementado políticas para reducir sus emisiones, y estas iniciativas podrían mitigar parcialmente el impacto de las decisiones del gobierno federal.
Proyecto 2025: ¿Más emisiones para Estados Unidos?
Antes de las elecciones, un grupo de organizaciones conservadoras desarrolló el Proyecto 2025, un plan estratégico para la nueva administración de Trump. Este documento recomienda aumentar la producción de combustibles fósiles y reducir las restricciones ambientales. Según un informe, si estas políticas se implementan, podrían añadir 4.000 millones de toneladas a las emisiones de gases de efecto invernadero de Estados Unidos hasta 2030, lo que haría casi imposible cumplir con los objetivos de reducción de emisiones establecidos.
En conclusión, la victoria de Trump podría significar un importante revés para la acción climática, tanto en Estados Unidos como a nivel global. Sin embargo, los avances a nivel estatal y el progreso logrado en la implementación de energías limpias ofrecen un rayo de esperanza para continuar la lucha contra el cambio climático.