El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) ha confirmado la expansión de los casos de gripe aviar en el ganado bovino, desde rebaños en Texas hasta vacas en Ohio, Nuevo México, Michigan e Idaho. Según el USDA, la cepa detectada en estos estados guarda una notable similitud con la encontrada en los casos iniciales de Texas y Kansas, los cuales se presumen fueron introducidos por aves migratorias.
Aunque aún no se ha confirmado, expertos sugieren que las heces u otros materiales de aves silvestres infectadas podrían haber contaminado el alimento o agua consumidos por las vacas en las centrales lecheras.
La preocupación por la transmisión de la enfermedad entre el ganado ha llevado a un escrutinio más riguroso por parte de las autoridades. En Michigan, por ejemplo, se informa que el rebaño lechero afectado recientemente había recibido vacas provenientes de Texas.
Ante estos brotes, México, uno de los principales mercados para la carne de vacuno y productos lácteos estadounidenses, ha intensificado la vigilancia y las inspecciones de las importaciones de ganado procedentes de EE. UU.
Los expertos resaltan que, aunque la gripe aviar ha afectado principalmente a las vacas más viejas en las lecherías, solo una pequeña fracción de cada rebaño presenta signos clínicos. Sin embargo, la ausencia de informes sobre ganado vacuno con síntomas clínicos de la enfermedad o muestras positivas para el virus ha desconcertado a algunos expertos.
El Comisionado de Agricultura de Texas, Sid Miller, atribuye el aumento de los brotes a las aves migratorias acuáticas y espera que pronto se desplacen hacia el norte. Esta migración representa un factor de riesgo significativo para la propagación del virus.
Los recientes brotes en granjas avícolas comerciales en Texas, incluido un caso en una granja de huevos que llevó al sacrificio de 1.6 millones de gallinas ponedoras, han despertado una renovada preocupación por la gripe aviar, que desde 2022 ha infectado a aves de corral y a diversas especies en todo el mundo.
